martes, 23 de diciembre de 2008

Corporativismo judicial

Hoy, el consejo general del poder judicial ha decidido mantener la sanción sobre un juez de 1.500 euros, impuesta porque en el ejercicio de sus funciones, estas no fueron correctamente atendidas. Omiten el resultado de dichas acciones. Ese resultado, fue, más que probablemente, una de las causas que propiciaron la muerte de una niña a manos de un violador.

Me es absolutamente indiferente la condición de los perjudicados. El hecho es que uno de los órganos superiores de la justicia española ha hecho causa común con una persona que, cuanto menos, habría de ser condenada por irresponsable.

Olvidan los jueces de modo consciente que son garantes de algo que se llama justicia. Olvidan también que son muchas las causas en las cuales dictaminan el fallo en función de las consecuencias. Olvidan muchas cosas los jueces en este caso y en otros muchos. Ampararse y salvaguardarse en el poder que ostentan, además de ser constituvo de delito por las mismas leyes que dicen aplicar, sólo les conlleva el descreímiento y la animadversión por parte de la opinión pública. Y esta, por muy borrega que sea, que lo es, no es tan absolutamente imbécil como para pasar por alto tan salvaje atropello.

Omito los sentimientos que me causa esta muestra de obsceno corporativismo. Omito lo que les deseo a los sujetos que han tomado tal decisión. Me merecen el mayor y más absoluto de los desprecios. No se merecen en modo alguno los cargos que desempeñan. Con su sola existencia ensucian la idea, el concepto y la palabra justicia.

Si en algún momento pudiesen haber recibido la comprensión de parte del resto de la sociedad por la falta de medios de la que dicen padecer, la perdieron desde el mismo momento en que decidieron participar con su silencio complice de los engranajes corruptos y/o defectuosos del sistema. Una vez acaecidos los hechos, no pueden solicitar el amparo por tales taras.

Espero que desde cualquiera de las otras instancias del estado, se repare el agravio. Es de justicia. Y espero además que se sancione a todos aquellos que siquiera se mantengan silenciosamente cómplices ante esta muestra de despotismo, de usurpación del poder popular, de este intento de convertir en derecho unos privilegios. Sepan que todo lo que tienen es gracias a los demás. Que nada se les da por gracia divina. Que están ellos como podrían estar otros.

Es hora que a las más altas instancias judiciales accedan las clases más populares. Es hora de recordarles a los afortunados, que si el pueblo quiere, dejarán de ser lo que son. Y es hora que dejen de serlo.

jueves, 4 de diciembre de 2008

D.E.P.

Donde mejor se puede percibir hasta donde alcanza la estupidez del posmodernismo malentendido, es en el marketing. En virtud de este, la estatua de la libertad es posible que sea considerada como una de las maravillas del mundo por encima de cualquiera cosa que pueda nombrarse en este momento: Solemne gilipollez. Y el marketing extendido a todos los ámbitos de lo humano, consigue absurdos que ni el más excéntrico de los surrealistas podrían imaginar. Si de algo se aprovecha el marketing es de la ignorancia del que cree saber porque tiene un título adornando la pared de su salón.

Acabo de escuchar al único "master of wine" español por la radio. Hablaba con ese aire de superioridad que da no ser profeta en su tierra. Lo paradójico es que acogerse al reconocimiento anglosajón en asuntos vinícolas es más propio de alguien que aspira a ser cabeza de ratón por resultarle insufrible ser cola de león. En resumen, si tuviera que diagnosticarle una enfermedad me decantaría por la idiocia. Aviso a los navegantes de agua dulce que de mis afirmaciones anteriores no puede concluirse que sostenga que, todo nacido en España, por el hecho mismo de tal suceso, nace sabiendo de vinos, amén otras cualidades innatas (como por ejemplo, saber de toros). Pero no es menos cierto, que ciertas instituciones constituidas para crear opinión y a tal efecto, pretenden arrogarse el saber que le es propio a determinadas culturas. ¿Con qué intención? Pues la única que les es rentable: promocionar el producto de quien les paga... En definitiva, darle al consumidor gato por liebre.

Resulta insufrible que para poder tratar los asuntos más nimios uno tenga que ser casi ingeniero, de tal modo que cualquiera puede contratar una conexión wifi cuando casi nadie sabe proteger la señal de esta mediante contraseña. Por el contrario, todo el mundo se siente capacitado para definir que es la verdad, cuáles son los principios o en qué consisten los derechos; lo que me asombra más de lo anterior, es que casi nadie dedica más de un par de minutos en su vida a reflexionar sobre ello. Se dicen demasiadas sin pensar... Esa frase que dice que "las opiniones son como el culo; todo el mundo tiene la suya" encierra una verdad, aunque no es la que se le supone.

Finalmente sucede lo que al señor titulado en vinos por no sé qué escuela californiana: No se puede esperar que te aplaudan fuera de tu círculo de influencia. No se puede hablar con quien no sabe lo mismo que tú, del mismo modo que tú y por los mismos motivos que tú. No sé cómo todavía nadie le ha puesto nombre de síndrome a esto que describo: Algo así como "Discurso Endogámico Polivalente"...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

¡¡¡Más madera!!!

Cada año parecen llegar antes las Navidades. Esta sensación recurrente, ha conseguido que deteste dichas fechas. Exhibir el estandarte de la generosidad como reclamo para un aumento del consumo es algo que me provoca una sensación más desagradable que la naúsea. Y este año, los poderes públicos de los autodenominados países desarrollados y adalides de la democracia, ergo el jodido primer mundo, han decidido, en contra de los fundamentos que sustentaban sus economías hasta ayer mismo, regalar los bienes que a través de impuestos consiguen de sus ciudadanos a las empresas que han caído presas de aquellos fundamentos que defenderían hoy mismo, si no fuera porque la espada de Damocles, no sólo está presente sino que además pincha.

A mí, que los gobiernos decidan ser generosos con la élite empresarial, es algo que no me sorprende. Unos se dan de comer a los otros, y hasta tienen la razonable certeza de necesitarse. Si fueran protagonistas de una película romántica, yo diría que, a su manera, se quieren. Lo que me toca los cojones es la impasibilidad de quienes debieran estar cuestionando qué se hace con los impuestos de los ciudadanos. Porque a este paso, lo de ciudadano va a dejar de ser una broma de mal gusto, para convertirse en la esclavitud del insulto. Y que nadie me venga dando por culo diciendo que en estos momentos hay que ir todos a una, o formulando la pregunta retórica de todo imbécil: ¿qué harías tú?

Pues yo, lo tengo muy claro. Si de verdad se estima que el sistema corre peligro, y que hay que acudir en socorro de los sivergüenzas que no dudan en despedirme del trabajo regateándome hasta el último de mis derechos, que se haga. Pero que no se regale ni un puto duro. Que lo devuelvan a sus legítimos dueños. ¿Cómo? No propongo ni siquiera la fórmula del préstamo...

Exigiría que no pudieran deslocalizar la empresa en los siguientes 50 años (se lo exigiría a toda empresa que recibiera ayudas estatales). Exigiría que una vez se saliera de la crisis, aumentaran sus plantillas un 10%. Exigiría que los años que se superara el crecimiento económico del PIB en torno al 2%, tributaran a Hacienda un 5% más. Exigiría que en los siguientes 10 años, aumentaran su inversión en desarrollo un 15% más. Exigiría que sólo pudieran comprar materias primas, invertir en valores, empresas a países que respeten los derechos humanos y los derechos de los trabajadores. Y alguna cosa más exigiría... Y al que no aceptara, papá estado nada le daría, porque a los niños malos los reyes sólo les traen carbón. Y que con eso, se enciendan sus estufas.

Lo que yo me pregunto es: ¿por qué ninguna voz se alza para hacer propuestas en este sentido? Todavía vivimos demasiado bien me parece. A ver si hay suerte y esta crisis termina por hundirnos. No merecemos menos.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Efectos vocálicos

Pertenezco a una generación que desde hace ya algún tiempo empieza a rememorar los viejos tiempos. Una generación que empieza a emitir gruñidos cada vez que se incorpora de la cama, del sofá, del asiento del coche... En suma, cada vez que se incorpora. Tan poco tiempo pasamos de pie que no nos resultará vergonzante morir de rodillas. Pero no es de esto de lo que quería hablar...

Algo que caracteriza a la lucha intergeneracional es que la que sucede denosta a la que precede y viceversa. Y en la era y civilización en que el ocio ocupa el primer lugar en el escalón de prioridades individuales, la lucha por la primacía en cuanto a valorar los mejores logros nos remiten indefecteblimente a productos de consumo. Y es una lástima que el arte pueda considerarse como tal por mucho que eso permita vivir mejor al creador. Así que muchas de las discusiones versan en ver si se hizo mejor cine o música en tal o cual década.

Ojalá la curiosidad con el paso del tiempo no se transformara en horas delante de la televisión viendo un reality show. Así, muchos de los que podrían haber hecho la mili conmigo sino hubiese sido objetor de conciencia, podrían disfrutar de las maravillas de aquellos que empiezan a asomarse al mundo de la creación con sus nuevas ideas.

Todo esta introducción sólo sirve para hablar sobre un músico, rapero para más señas, español para los incrédulos, que ha conseguido que sus rimas sean algo más que un montón de bravatas intrascendentes. Ha conseguido que la poesía consiga por fin su hueco en este estilo de música, en lo que hasta ahora en castellano eran simples balbuceos. No quiero desmerecer a muchos de los que han precedido a Nach, pero este ha sobrepasado las espectativas que se tenían sobre dicho estilo, sobre todo entre los más descreídos de mi generación.

Es un placer ver que la música, como cualquiera de las otras artes, no deja de evolucionar y sorprender, sobre todo para emocionar. Si uno quiere divertirse, no necesita ir a Disneyworld. Basta con dejar que su curiosidad transite por los caminos por donde era niño. Y así, se puede disfrutar de canciones como la que sirve de título de este post.

martes, 14 de octubre de 2008

Recreación virtual del Apocalipsis para la Play Station

Me gustaría poder decir que es la hora de la política, pero sinceramente no creo que eso sea posible. No con los mecanismos que ahora mismo están a nuestra disposición. Tengo la honda impresión que la democracia tal y como la conocemos no sirve para hacernos mejores personas ni para vehicular las relaciones entre los individuos que componen la sociedad hacia una mejor convivencia.

El voto ya no es la expresión de la confianza del ciudadano en una o varias personas para que ejerciten la acción del buen gobierno. Tampoco tiene mucho contenido ideológico. No en el sentido clásico. Los ciudadanos votan "libremente" en razón de intereses personales, castigos hacia quienes siente que le traicionaron, alineamiento con los que uno considera como "los suyos", porque no hay nada mejor o cualquier otro argumento de índole semejante y carente de todo contenido y razonamiento político. Porque, ¿qué son y dónde están las ideas?

Creo que ahí reside el quiz de la cuestión. Por muy engorroso y aburrido que pueda parecer. Pero pararse a analizar la validez de los valores, el modo de escalarlos y las relaciones existentes entre ellos, no parece tener demasiado interés. Pienso en alguien que desee cambiar el mundo y hacerlo mucho más justo para todos, y una vez que mire a su alrededor, le durará el ímpetu de su iniciativa un par de minutos si acaso. Nietzsche declaró la muerte de dios; los últimos 100 años han sido el permanente asesinato de la utopía. La utopía por un mundo más justo y mejor. En lo que conocemos por Occidente no queda nada digno de salvarse fuera de la filosofía y el arte. Supongo que pronto llegarán los bárbaros y comenzará todo de nuevo. Y honestamente, no tengo ninguna esperanza en que lo vayan a hacer mucho mejor. Si todo el cúmulo de buenos propósitos y proyectos que la vieja Europa y su hijo bastardo llamado Estados Unidos nos han traído hasta aquí, no sé por qué quienes desconocen algunos de los más imprescindibles derechos del ser humano iban a hacerlo mucho mejor. La historia de la humanidad empieza a ser un cúmulo de oportunidades perdidas. Hastían por repetitivas y desconsuelan por parecer perpetuas. No creo que haya que darle mucho crédito a las diferentes formas del populismo ni a las sociedades venidas de oriente...

Los valores individuales han sido diluidos en los derechos. Finalmente, el poder económico los ha convertido en privilegios. Somos una nueva sociedad feudal, eso lo tengo claro. Camino por las calles de cualquier ciudad europea y sólo veo siervos. Si se me ocurre dirigirme hacia cualquiera de los otros continentes, sólo veré esclavos. Y a ninguno de ellos le alcanza la vista más allá de su ombligo. Ante tanta conciencia mínima y sorda, la desesperanza tomará la forma de ángel exterminador. Es el modo en que la naturaleza restablece los equilibrios. Lo sé, aunque no tenga memoria de ello...

martes, 23 de septiembre de 2008

Aspirinas contra la crisis

Y salió la crisis... No es de extrañar. Todos estos años, desde el primero en que empezó la hiperinflacción de la vivienda, me los he pasado como pájaro de mal agüero: "Cuanto más tardemos en caer, más tardaremos en levantarnos". Todos los parches que se han ido poniendo en los 3 últimos años, sólo han ido retrasando el duro despertar. Era como esas mañanas de domingo que tienes que madrugar para no pillar el atasco de vuelta de las vacaciones...

Soluciones había muchas, pero a nadie le gusta hacer de Churchill antes de unas elecciones. Eso de prometer sangre, sudor y lágrimas fue la única cosa honesta que hizo en toda su vida. Y le valió un premio Nobel de literatura (no quedaba muy bien dárselo a Aldous Huxley: "Un mundo feliz"; o a George Orwell: "1984").

Nos encanta hablar de riqueza y medirlo todo bajo su parámetro. El problema de la riqueza, es que crea pobreza. Es una necesidad matemática por mucho que se empeñen los magos de las finanzas. Lo único que tiene el hombre es su capacidad de transformar sus virtudes en trabajo. Y hay demasiado hijoputa que se piensa que la pillería es una virtud.

El futuro no tengo ni puñetera idea de como será, pero no me cabe duda alguna que mientras unos salen adelante, otros quedarán por el camino. Y los primeros, serán los que escriban la historia que contar a sus hijos. Que quiero decir esto con esto, que la humanidad aprende muy despacio en temas de justicia social. Entender la memoria histórica sólo como una forma de levantar y derribar estatuas, además de no ser muy práctico, sólo alivia las conciencias de unos pocos.

En lo que yo encuentro gran parecido a los tiempos que vivimos es a la caída del imperio romano. Los USA se han pasado décadas manteniendo la guerra allende sus fronteras en pos de una ficticia pax para sus ciudadanos. Y lo del 11-S fue un poco como la llegada de Atila. ¿Será Bush como Nerón o como Caracalla? Lo que sí es cierto, es que los palmeros de la economía liberal son una especie en extinción. Aunque me temo que siempre habrá alguien dispuesto a clonar al monstruo.

Tanto me estoy gustando al escribir estas palabras que las voy a colgar en mi blog con vuestro permiso. Y es que en eso de dar definición a la palabra arte, tiene mucho que ver el ego. Y el mío, hoy se levantó con el pie izquierdo (mi pie bueno) y oliendo a lluvia... (Malas noticias para los que preparan la guerra del agua como nueva forma de revitalizar el negocio).

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Treinta y tantos...

Cada cierto tiempo suele ser conveniente repasar los tópicos, ver si se han puesto cómodos en alguno de los lugares principales de la vida de uno, y rebelarse...

Yo tengo uno que tomé prestado de José Hierro, y de manera no literal venía a decir que él como escritor, cuando era feliz, se dedicaba a disfrutar de esa felicidad. Lo de escribir lo dejaba para peores momentos. Ciertamente, yo he entrado muchas veces en contradicción con esta frase un tanto absurda. Sobre todo porque no soy uno de esos que se lamentan quejumbrosos de lo duro y difícil que es el oficio de escritor. Para mí, es un placer. Sólo que cuando el amor entra por la puerta, las musas salen por la ventana. De esto también tiene la culpa haber leído a Pedro Salinas: Son varias las veces que he regalado "la voz a tí debida" porque yo no sé decirlo mejor.

No sé. Pero la cosa es que llevaba tiempo deseando acercarme a este rincón una noche cualquiera y escribir acerca de estas cosas. Supongo que no quedan inocentes y mucho menos felicidades plenas. Y dudo que del azar surjan amores perfectos. No es una mera cuestión de escepticismo, es pura necesidad lógica cuando se habla de seres humanos...

Ya veo que me enredo con palabros, y es posible que de ahí se escape la poesía... Y lo único que yo quería decir es algo bastante sencillo. Su nombre es Patricia y simplemente la amo. Y como estas cosas no entienden de sitios apropiados o de lugares estables, tan pronto se nos aparece en unas líneas de un blog como en un tren de largo recorrido. A fin de cuentas a veces somos libro, a veces somos viaje, pero sea lo que seamos me encanta ser nosotros mismos y el lugar donde nos encontramos.

domingo, 29 de junio de 2008

La fuerza del destino

De repente tuvo una intuición. Una de esas de las que pasan escasas veces en la vida de uno. De hecho, son escasas incluso entre las vidas de muchos. Rápidamente se fue hacia la cartera de su marido, en el bolsillo de los pantalones. Estaba dormido, de otro modo no se hubiese atrevido...

La abrió y entre recibos de la tarjeta de crédito encontró el boleto de la lotería. Copió los números. Y reunió el suficiente valor para al día siguiente rellenar otro boleto y guardarlo entre las páginas de un libro. Uno de esos con final feliz

Han pasado seis meses, y el marido aún se lamenta de su felicidad incompleta. No entiende como tiene que compartir su suerte con un desconocido que prefiere seguir siéndolo, para alegría de Hacienda.

viernes, 27 de junio de 2008

El día 29 España en la final

Confesar que soy un enamorado del fútbol no tiene nada de novedoso. Me gusta el fútbol porque es capaz de aunar la belleza de la poesía y la épica de la novela. Me gusta el fútbol porque en él reconozco todo lo bueno y lo malo del ser humano. Me gusta el fútbol, porque probablemente nací en un país y en una época donde el fútbol era nuestra única ventana a una realidad diferente. A pesar de las constantes derrotas...

Si Bob Dylan fuera español, sólo habría escrito una canción, quizás tan sólo un verso: parece que los tiempos están cambiando. Si Bob Dylan fuera un futbolista español, se reiría de sí mismo así como para sus adentros. Aunque finalmente, parece que la historia va camino de tomar un derrotero diferente. Si somos honestos, hemos de reconocer que ya nada será lo mismo tras esta Eurocopa. Porque para un seguidor de la selección española con una RAM de más de quince días de memoria, estamos en el probablemente momento más feliz, en ese punto en el que pareces despertar de un mal sueño.

Quizás, convenga hacer un alto ante tanta exhibición de optimismo. Ante tanta palmada en la espalda, tanto abrazo espontáneo, tanta risa fácil... O quizás no, y sólo merezca la pena disfrutar de modo pleno de este momento. Creo que haré un alto.

El fútbol tiene sus propias leyes, como todo juego. Y también tiene sus secretos, como cualquier juego. No sé si Luis Aragonés es el arcano que parece haberlos aunado todos en sus más de 70 años acumulando victorias y derrotas de modo desigual. No sé si la generación de jugadores que hoy se han juntado son la culminación de una desconocida selección genética. No sé si por fin se alinearon los doce soles de la galaxia que influye en nuestro karma. Realmente no hay una explicación certera del éxito. Quizás, el éxito resida en otra cosa. En disfrutar con lo que haces a pesar que nadie te lo reconozca. En ser honesto con uno mismo. En respetar al rival y su trabajo. En ver en el compañero alguien que te echa una mano cuando más lo necesitas. Quiero creer que ese es el éxito de la selección española. Pero no creo que ese sea el reflejo de la sociedad que representa. Honestamente, no lo creo...

Pero me da absolutamente lo mismo. El fútbol me gusta porque a pesar de parecerse mucho a la vida, es sólo un mundo paralelo. En el fútbol, hay que diferenciar a los personajes de los seres humanos. Como bien supo Cervantes, uno puede tener toda una vida de Quijote, pero quien muere, es Alonso Quijano.

Por último, se me ocurre que para que el domingo España pueda ganarle a Alemania, tiene que darle la razón a Gary Lineker. Hay que ver como me gusta el fútbol...

jueves, 5 de junio de 2008

Diario vespertino

No me gusta el periodismo que se hace hoy día. De hecho, no creo que merezca tal nombre. Hay profesiones que por mucho que los tiempos cambien, han de mantenerse fieles al sentido estricto de sus significado. Pervertir este, da lugar a una profesión diferente. Ahora hay cotillas a tiempo completo, expertos en rumores, desacreditadores de hasta de sí mismos, verborreicos incontinentes e ininteligibles, opinadores sin venir a cuento, supremos entendidos fugaces, descriptores de verdades pasajeras y de certezas multiusos, vendedores de quincalla hecha verbo, fotógrafos del mal gusto, reverberadores de la excrecencia, camarógrafos del estatismo... En fin, toda una suerte de parásitos que se reclaman como necesarios, que se postulan defensores de su sola libertad de expresión, que se otorgan un papel que nadie les ha dado, y que, sin embargo, han olvidado su verdadero propósito, su utilidad y función real: relatar hechos.

Conseguir una entrevista con el mismo Dios, no le hace a uno merecedor de ningún Pulitzer o similar. Si acaso, le convierte en pariente lejano de Moisés. Fotografiar a la misma Hécate haciendo virguerías con la guadaña, no puede ser motivo de portada, no se puede elevar la anécdota al rango de noticia, salvo que se tenga la curiosidad intelectual de una Paris Hilton borracha. Si lo importante de unas elecciones para un editorialista es que se sucedan cada cuatro años, que deje de escribir columnas y pase a dedicarse vacunar neonatos de la trivalente.

Cuando uno disfraza, manipula, retoca o dosifica la verdad, no hace periodismo; si acaso, novela o poesía. O simplemente incluye a su yo de todos los días en parte relevante de la noticia. Poco me importan los nombres y apellidos de los que me anuncian que son las once y cuarto, que mañana hará sol, que ya van veintitrés los tipos que se cortaron las venas este verano, que hasta las prostitutas aplican la subida del IPC, que cuando el balón pasa la línea de meta por entre los tres palos podemos cantar gol...

No sé en qué va acabar todo esto. Supongo que los albañiles terminarán reformando sólo sus casas, del mismo modo que los novelistas se han convertido en los personajes de sus historias, con ese mismo transcender paradójico del filósofo sobre su propia filosofía, semejando a ese teatrillo dentro del teatro, y con el periodista tirándose a la noticia y las hermanas de esta hasta conseguir primicias.

miércoles, 4 de junio de 2008

¿Parece que los tiempos están cambiando?

Cuando George Bush se quedó paralizado al ver las imágenes de los impactos de los aviones en las Torres Gemelas, se me ocurrió pronosticar que probablemente le sucediera en el cargo para esta legislatura Hillary Clinton. Quedaban unas elecciones de por medio, pero me parecía demasiado evidente que así serían las cosas. En la historia, cuando dos dinastías se alternaban en el poder siempre evitaron pisarse los callos. Pero he de reconocer, que el hecho de ver a una mujer presidir la nación más poderosa, era un cambio en el estado de cosas lo suficientemente significativo como para despertar las esperanzas de incluso los más descreídos... Y yo, siempre presumí de contarme entre ellos.

Llegado el momento de comenzar la carrera presidencial para Hillary, llegado el momento de ver recompensados todos sus esfuerzos y el premio a tantos sinsabores con nombre de becaria, hete aquí que un advenedizo se aviene a destronar a la que sólo fue consorte por mor de ser reina. Para colmo de todos los colmos, el advenedizo es negro sí, pero no de pura raza. Ni siquiera un heredero legítimo de Martin Luther King, no digamos ya de Malcom X (sobre todo porque algún avieso desconocido dé chivatazo a la NSA).

Obama es el nombre del pérfido usurpador. ¿Cuáles son sus credenciales? Pues a pesar del bautismo lleva impregnado el pecado original de votar a favor de la invasión de Irak... Un mundo nuevo promete, un mundo más justo (paradojas de vivir en tiempos de estrecheces), un mundo en el que quepamos todos. No voy a ser yo quien le quite méritos. No seré yo quien le haga menoscabo. Pero pasar del blanco al negro no es tan difícil. Sólo depende de lo que convenga. Y parece ser que conviene a pesar del temor de sus acólitos... Nuevamente tenemos el mito del eterno retorno (menos mal que dicen que la norteamericana es una sociedad dominada por los judíos) que tan bien describieron los griegos. Obama un nuevo J.F.K., dicen... ¿Munición para que Oliver Stone haga su primer remake?

martes, 3 de junio de 2008

Persiguiendo a Amy

Hay una absurda tendencia a identificar a los ídolos como aquellos elegidos en los que se pueden observar encarnadas todas las virtudes que puedan considerarse dignas del ser humano. Se puede ser generoso y canalla al mismo tiempo, ser un buen escritor y un pésimo padre, presidir Amnistía Internacional y coleccionar multas de tráfico. El ser humano no es perfecto salvo en esto mismo; oséase que la humanidad radica en la imperfección...

El problema pues, no me parece que esté en quien elegimos admirar. El problema es que depositamos en esa persona todas nuestras esperanzas. Y no sé por qué siempre he pensado, que aquel que hace de un congénere un ídolo, tiende a escurrir el bulto de su propia responsabilidad. Se puede y se debe admirar aquellos pensamientos, palabras y acciones dignas de ser destacadas. Pero más allá de esto, no cabe deducir mucho más de aquel que las protagoniza, ni, por supuesto, otorgarle la capacidad de representar tales bondades eternamente. La ejemplaridad y la excelencia son flores de un día cuando hablamos de personas de carne y hueso.

Amy Whitehouse canta como si no fuera de carne y hueso. Canta como si sólo fuera voz. Pero no es así. De hecho, su rostro tras consumir todo tipo de drogas, no es muy diferente del de cualquier drogodependiente. De hecho puede decirse que hay momentos en los que es una yonqui antes que una persona, por mucho que todos quisieramos que fuera al revés. Quizás un día de estos, alguien le eche la culpa al éxito. Porque de todos es sabido que los ídolos no tienen culpa de nada. Hay un refrán que me gusta mucho que dice más o menos así: "entre todos la mataron y ella sola se murió". ¿Podrá Amy cambiar el destino que todos le hemos asignado? De las cosas que pueda regalarte la fama, no hay nada más terrible que verse perseguido por los fantasmas de gente que incluso ni conoces... Seguro que la Whitehouse se operaba del triunfo si pudiera.

martes, 22 de abril de 2008

¿Qué cojones significa esto!

Una anciana es atropellada por una furgoneta en un paso de cebra. No se mueve. Inmediatamente alguien llama al 112. Entre tanto, un coche para, y se bajan dos mujeres a atender a la herida. El conductor del vehículo que se llevó por delante a la accidentada, se mesa el pelo con desesperación. La circulación se ralentiza para observar lo ocurrido. Se acercan curiosos a ver que ocurre. Algunos, incluso con sus perros. En este escenario, demasiados espectadores empiezan a ser actores. Algunos, se encaran con la patrulla policial porque entienden que la demora de los servicios sanitarios rebasa lo tolerable. Todos tienen una opinión al respecto y así lo manifiestan. Lo de menos, es la abuela tirada en el suelo. Nadie consuela al conductor. No me resulta fácil empatizar con el ser humano vistas las circunstancias...

Un barco es secuestrado en aguas somalíes. Piratas del s. xxi movidos por los mismos intereses de siempre, amenazan la vida de toda la tripulación. Hoy, todo es susceptible de ser noticia, sólo se requiere llegar primero. Los móviles de los marineros empiezan a sonar. Los números no les resultan conocidos. Familiares y amigos se abstienen de arriesgarse a perder a sus seres queridos. No hay que ser muy perspicaz para saber que si preguntan ¿quién llama?, al otro lado les responderán que son de algún medio de comunicación interesándose por los detalles del secuestro. Autoridades de los gobiernos implicados gestionan la liberación. Y las familias de los implicados se enteran por la prensa. El ser humano me empieza a dar asco...

Misantropía. ¿Cómo no voy a sentirla en estas y otras circunstancias? Hay demasiado degenerado suelto. Nadie se pone en la piel del otro. Todos anteponen sus intereses más bajos. Cuando la anciana recupera la consciencia y se la llevan en la ambulancia, los mirones respiran aliviados. Cuando liberen a los secuestrados, los periodistas hablarán de final feliz mientras llenan páginas en los periódicos de filosofía barata, minutos de vacía cháchara en la radio o en la televisión. Y toda esa caterva de ignorantes, esa masa de carne sin raciocinio, seguirá con su vida con la impresión del deber cumplido, con su conciencia limpia. Bienaventurados los que no se manchan porque sólo miran, porque de ellos es este y todos los siglos.

Reset...

viernes, 11 de abril de 2008

Pierre de Coubertain vs. Thomas Hobbes

Se dice con frecuencia que el deporte no se debe mezclar con la política. En una suerte de puritanismo ingenuo, ese mundo idílico del ámbito deportivo, trata de no contaminarse de las excrecencias que se asumen como normales en las relaciones políticas. Yo no sé si esta es la forma posmoderna de la eterna confrontación entre la mente y el cuerpo, lo físico y lo cognoscitivo...

Si todavía queda algún iluso que crea que en el deporte de alta competición lo importante es participar, tal vez no quede tan lejos la posibilidad de un estado anarquista. Pero hoy por hoy, no podemos cerrar los ojos ante la permanente contaminación por muchos agentes externos al deporte, de este mismo. El dinero, la popularidad y por supuesto, la política. Porque las competiciones internacionales no son otra cosa sino la demostración y exhibicionismo de las supuestas virtudes de los diferentes estados, y por ende, de sus regímenes políticos.

Por eso, resulta obsceno que un organismo como el C.O.I. imponga su visión del mundo dependiendo de sus intereses evidentemente espúreos. Y resulta desolador el ominoso silencio de los deportistas a la hora de pronunciarse ante las injusticias. Si alguno cree que por participar en un partido para la lucha contra la droga puede salvar su conciencia y condición humana, se equivoca de largo. De hecho, tales gestos son precisamente una demostración palmaria de las miserias de esa misma condición y que lo descalifica de aquello que presume ser.

Es indignante que se amparen unos juegos olímpicos celebrados en China dadas las condiciones actuales. Y más indignante aún tras el incumplimiento sistemático de las premisas que propiciaron otorgar dichos juegos a ese país. Es muy posible que no haya país alguno con la suficiente superioridad moral como para venir a defender aquello que es justo. Incluso los gobiernos más democráticos se han empeñado muy poco en proteger los valores bajo los cuales dicen sustentarse.

Pero, que los atletas de las diferentes disciplinas deportivas no vengan a esconderse. La autonomía individual es algo que uno pierde porque se deja robar. Y a la vista de los hechos, ninguno hay que pueda arrogarse como heredero de los valores olímpicos. Así las cosas, propongo que se cambie la entrega de medallas por firmas notariales de cheques nominativos. Ya ha quedado demostrado que la superación humana es una cuestión de ceros...

viernes, 7 de marzo de 2008

Ciudadano Iñaki

Este fin de semana son las elecciones. Los diferentes actores que han ido apareciendo a lo largo de toda la campaña han estado muy en su papel. Esa maldición en forma de refrán que dice "más vale malo conocido que bueno por conocer" parece impregnarlo todo. Nada nuevo bajo el sol. Dudo que las cosas sean así por necesidad. Sospecho que todos llevamos dentro un surfero. Si me dejara llevar por mis tendencias destructivas consumiría mis tres deseos en un tsunami...

No quedan ni cuarenta y ocho horas, y los más acérrimos seguidores de esas personalidades grises que tanto abundan en política, están engordando la cuenta de resultados de las compañías telefónicas. La estupidez en forma de sms. Todo el mundo tiene una frase original al respecto de cualquier cosa. Sólo que ahora es peor. Me pregunto yo qué de malo han hecho las vocales para que se las suprima. Para ahorrar espacio dicen. ¡Pues que guarden silencio...!
Pero está visto que el mundo carece de imaginación. O que los propagandistas son más nazis que nunca. Porque que un saludo o una niña puedan convertirse en slogan, en bandera de un proyecto político... No podría soportar que a partir del 9 de marzo el número de futuras pijas con el nombre de Victoria empezase a proliferar. Las prefería llamándose Jennifer o Andrea. Y no sé a qué cojones viene que antes de irme a dormir alguien me desee buena suerte. De veras que me siento más libre en mis pesadillas.

En fin, por primera vez en unas elecciones no tengo claro qué votar. Se me vino abajo mi teoría matemática del voto en blanco por una indisposición constitucional. Cada vez me siento más extranjero en mi tierra. No pienso separarme nunca del pasaporte. Creo que en el sobre de las votaciones voy a meter una fotocopia de mi D.N.I. y que sea lo que el rebaño quiera...

lunes, 14 de enero de 2008

Sabor a limón

Conforme va pasando el tiempo, lo normal es que uno vaya quedando más y más desfasado en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, en lo que concierne a las ideas, si uno es progresista (por decirlo de alguna manera)y decide seguir siéndolo a pesar de todo, sucede que uno termina por convertirse en un ser anacrónico.

Seguramente, lo normal sería que uno con los años fuera revisando su paradigma, y lo fuera adaptando a las circuntancias que le va tocando vivir. Y habría de añadirse como correlato la evidencia de contrastar como quienes vienen a sucederte poseen unas ideas más avanzadas. Aunque sólo sea un poco.

Sin embargo, si uno se va haciendo mayor con una mentalidad avanzada, va adquiriendo sorprendentemente una mirada perpleja. Por el motivo que sea, uno decide que esas ideas que tal vez nunca adquieran vigencia, ni están tan equivocadas y merece la pena luchar por ellas. Y tristemente, en las generaciones más jóvenes muchos ya vienen con fecha de caducidad que data de los días previos al génesis.

No es agradable sentirse un ser anacrónico, algo que sólo les sucede a quienes no verán el futuro con forma de presente. Lo tienen algo más fácil los que revisten su mirada de momentos superados. Y si no fuera por algunos como nosotros, no tendrían ese carácter un tanto agrio...

domingo, 6 de enero de 2008

Paulo, ¿por qué me persigues?

Hay quien sabe lo que quiere pero no sabe como conseguirlo. Y por haber, también los hay que pudiendo conseguir cualquier cosa no sabrían decir qué quieren exactamente. Incomprensión es el resultado lógico del encuentro de ambas dicotomías.

Las otras dos posibilidades, a saber, los que aunan deseos y medios, y aquellos que carecen de ambas dos variables, son versiones terrenales de Edén y Averno.

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Un detallado estudio de la influencia de los libros de autoayuda tanto en quien los lee como en sus autores, pone al descubierto que la relación de fuerzas entre los cuatro estados del ser humano anteriormente descritos, no ha variado significativamente. Si acaso se puede añadir que aumenta el número de los conscientes de a qué mundo pertenecen...