En un día como el que acaba de terminar es complicado evitar la influencia de ciertas noticias. Un once de septiembre en los tiempos que corren ineludiblemente queda marcado por el terrorismo. Lo que ocurrió ha sido repetido hasta la saciedad. Y ponerse del lado de las víctimas no es lo más difícil. Lo que no es tan sencillo es explicar el porqué de las cosas y poner soluciones. Pero siempre ha ocurrido de tal modo.
Los conceptos que nacen en torno al terrorismo configuran una geografía difusa fruto de la perspectiva de quien los aplique. Así que si uno da unos cuantos pasos hacia atrás, reune todas las opiniones y decide no tomar partido, el resultado es que todos somos causa y efecto, premisa y conclusión, objetivo y francotirador. Demasiado desorden para empezar a poner las cosas en su sitio...
No hace mucho un tribunal, le ha reconocido a una mujer fallecida meses después del atentado a causa de la polución por la nube de polvo, no sólo su condición de víctima, sino su derecho a figurar en la placa que homenajea a los que fallecieron ipso facto. Además de llevar pareja la consabida indemnización. Si el único consuelo que podemos dar (y que nos reclaman) a los familiares de los fallecidos son un montón de billetes, nos alejamos de toda solución posible. Olvidar que el muerto es el principal afectado es la peor manera de honrar su memoria, de desagraviarlo. De ningún modo quiero decir que haya que abandonar a su suerte a sus más allegados, pero engordar su cuenta bancaria no es remedio alguno. Y si no lleva aparejada ninguna otra medida, más que resolver nada, lo pervertimos todo.
Suele afirmarse frecuentemente algo que no comparto de ningún modo y que un refrán muy castellano resume perfectamente: "Cuando seas padre, comerás huevos". Es la forma más egoísta que conozco de entender la empatía. Limitar el conocimiento y la cercanía, a sufrir las consecuencias o haber pasado por ello, nos aleja de comprender la naturaleza de los hechos. Nadie está más cerca que nadie de la verdad por el hecho de contar entre sus filas uno o mil muertos. De ninguna manera pueden ser los únicos portavoces. Dicen, que aquellos que se dedican a resolver crímenes, para hacerlo se ponen en el pellejo de quienes los cometen. Si se acepta que el terrorismo es algo que va más allá de cualquier otra forma de violencia, su solución no puede estar únicamente en la necesaria condena. Creo que las herramientas están dentro de lo que nos hemos dado como estado de derecho, del modo de entendernos como humanos.
Son muchas las caras del por problema y por ende, como bien saben los matemáticos, muchas más las aristas. Cortarse y sangrar, es tan sólo una parte más del proceso...
2 comentarios:
Yo no creo que las personas estén preparadas para saber el porqué.
Fijate que seis años despues hay muchas dudas entorno al 11S.
Son cosas que nunca se van a explicar con exactitud, me temo..
Sea lo que sea lo que paso, todas esas muertes son consecuencia de algo mucho más complejo que 4 terroristas locos que quisieron atentar contra la vida de los estadounidenses. Y mirar atrás y entender como comenzó todo sería demasiado doloroso para las personas.
Que bonito es ser feliz cuando somos ignorantes..
Lo primero, agradecerte tus comentarios, y animo a quien quiera hacerlos pues los leo con mucho gusto.
Respecto a lo que dices, no sé si es tanto una cuestión de preparación como de negarse a asumir la responsabilidad compartida. No creo que sea relevante la verdad de los hechos. Importa más que postura vamos a adoptar en situaciones similares. Si renunciaremos a nuestros principios, a lo que entendemos como nuestra forma de vida. Contestarse a estas cuestiones es lo que verdaderamente importa. Una vez que lo tengamos claro, no les quedará más remedio que contarnos la verdad...
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