martes, 14 de octubre de 2008

Recreación virtual del Apocalipsis para la Play Station

Me gustaría poder decir que es la hora de la política, pero sinceramente no creo que eso sea posible. No con los mecanismos que ahora mismo están a nuestra disposición. Tengo la honda impresión que la democracia tal y como la conocemos no sirve para hacernos mejores personas ni para vehicular las relaciones entre los individuos que componen la sociedad hacia una mejor convivencia.

El voto ya no es la expresión de la confianza del ciudadano en una o varias personas para que ejerciten la acción del buen gobierno. Tampoco tiene mucho contenido ideológico. No en el sentido clásico. Los ciudadanos votan "libremente" en razón de intereses personales, castigos hacia quienes siente que le traicionaron, alineamiento con los que uno considera como "los suyos", porque no hay nada mejor o cualquier otro argumento de índole semejante y carente de todo contenido y razonamiento político. Porque, ¿qué son y dónde están las ideas?

Creo que ahí reside el quiz de la cuestión. Por muy engorroso y aburrido que pueda parecer. Pero pararse a analizar la validez de los valores, el modo de escalarlos y las relaciones existentes entre ellos, no parece tener demasiado interés. Pienso en alguien que desee cambiar el mundo y hacerlo mucho más justo para todos, y una vez que mire a su alrededor, le durará el ímpetu de su iniciativa un par de minutos si acaso. Nietzsche declaró la muerte de dios; los últimos 100 años han sido el permanente asesinato de la utopía. La utopía por un mundo más justo y mejor. En lo que conocemos por Occidente no queda nada digno de salvarse fuera de la filosofía y el arte. Supongo que pronto llegarán los bárbaros y comenzará todo de nuevo. Y honestamente, no tengo ninguna esperanza en que lo vayan a hacer mucho mejor. Si todo el cúmulo de buenos propósitos y proyectos que la vieja Europa y su hijo bastardo llamado Estados Unidos nos han traído hasta aquí, no sé por qué quienes desconocen algunos de los más imprescindibles derechos del ser humano iban a hacerlo mucho mejor. La historia de la humanidad empieza a ser un cúmulo de oportunidades perdidas. Hastían por repetitivas y desconsuelan por parecer perpetuas. No creo que haya que darle mucho crédito a las diferentes formas del populismo ni a las sociedades venidas de oriente...

Los valores individuales han sido diluidos en los derechos. Finalmente, el poder económico los ha convertido en privilegios. Somos una nueva sociedad feudal, eso lo tengo claro. Camino por las calles de cualquier ciudad europea y sólo veo siervos. Si se me ocurre dirigirme hacia cualquiera de los otros continentes, sólo veré esclavos. Y a ninguno de ellos le alcanza la vista más allá de su ombligo. Ante tanta conciencia mínima y sorda, la desesperanza tomará la forma de ángel exterminador. Es el modo en que la naturaleza restablece los equilibrios. Lo sé, aunque no tenga memoria de ello...

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