viernes, 27 de junio de 2008

El día 29 España en la final

Confesar que soy un enamorado del fútbol no tiene nada de novedoso. Me gusta el fútbol porque es capaz de aunar la belleza de la poesía y la épica de la novela. Me gusta el fútbol porque en él reconozco todo lo bueno y lo malo del ser humano. Me gusta el fútbol, porque probablemente nací en un país y en una época donde el fútbol era nuestra única ventana a una realidad diferente. A pesar de las constantes derrotas...

Si Bob Dylan fuera español, sólo habría escrito una canción, quizás tan sólo un verso: parece que los tiempos están cambiando. Si Bob Dylan fuera un futbolista español, se reiría de sí mismo así como para sus adentros. Aunque finalmente, parece que la historia va camino de tomar un derrotero diferente. Si somos honestos, hemos de reconocer que ya nada será lo mismo tras esta Eurocopa. Porque para un seguidor de la selección española con una RAM de más de quince días de memoria, estamos en el probablemente momento más feliz, en ese punto en el que pareces despertar de un mal sueño.

Quizás, convenga hacer un alto ante tanta exhibición de optimismo. Ante tanta palmada en la espalda, tanto abrazo espontáneo, tanta risa fácil... O quizás no, y sólo merezca la pena disfrutar de modo pleno de este momento. Creo que haré un alto.

El fútbol tiene sus propias leyes, como todo juego. Y también tiene sus secretos, como cualquier juego. No sé si Luis Aragonés es el arcano que parece haberlos aunado todos en sus más de 70 años acumulando victorias y derrotas de modo desigual. No sé si la generación de jugadores que hoy se han juntado son la culminación de una desconocida selección genética. No sé si por fin se alinearon los doce soles de la galaxia que influye en nuestro karma. Realmente no hay una explicación certera del éxito. Quizás, el éxito resida en otra cosa. En disfrutar con lo que haces a pesar que nadie te lo reconozca. En ser honesto con uno mismo. En respetar al rival y su trabajo. En ver en el compañero alguien que te echa una mano cuando más lo necesitas. Quiero creer que ese es el éxito de la selección española. Pero no creo que ese sea el reflejo de la sociedad que representa. Honestamente, no lo creo...

Pero me da absolutamente lo mismo. El fútbol me gusta porque a pesar de parecerse mucho a la vida, es sólo un mundo paralelo. En el fútbol, hay que diferenciar a los personajes de los seres humanos. Como bien supo Cervantes, uno puede tener toda una vida de Quijote, pero quien muere, es Alonso Quijano.

Por último, se me ocurre que para que el domingo España pueda ganarle a Alemania, tiene que darle la razón a Gary Lineker. Hay que ver como me gusta el fútbol...

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