lunes, 3 de diciembre de 2007

Caminando por entre las piedras en medio del bosque

Ayer hizo un año. Y llevo días pensando qué decir. Sinceramente, no sabría añadir mucho más, salvo que os echo de menos. A tí y a nuestro padre. Una obviedad como otra cualquiera de las que el mundo está lleno. Todavía lloro cuando escribo. Me duelen estos muñones que me habéis dejado...

Os podría contar todo lo que ha pasado en este año largo, pero no creo que merezca la pena. Y de lo que significó estar a vuestro lado mientras el cáncer os devoraba, os podéis hacer una idea. Creo que nunca he sido tan feliz ni me he sentido tan útil a pesar que no había mucho qué hacer. Pero ahora mis ojos están asediados por las arrugas y a veces creo que mi corazón encoge por momentos. Siempre he sido consciente de mi fragilidad, pero eso no me ha hecho inmune al dolor. Afortunadamente, no puedo decir que sienta lástima de mí mismo, pero sí que es verdad que algo se quedo jodido en mí para siempre. No sé de cuántas veces es capaz un hombre en sufrir una catarsis, pues no todos los días en que te sientes un capullo intuyes que tu vida no es mucho más duradera que la de cualquier mariposa.

No sé si soy mejor o peor que antes, ni siquiera si soy el mismo. Creo que en cierto modo ocurre todo al mismo tiempo y por eso estoy confuso. Y algunas de mis certezas se fueron con vosotros. ¡Con las pocas que nunca tuve...! No las echo de menos, pero a vosotros os recuerdo cada día. No sé de dónde saco las fuerzas para cambiar la mueca de dolor por una sonrisa. Y eso, que hasta Basurto tuvo que irse.

Me cuesta terminar cada vez que empiezo a hablar de vosotros. Me cuesta dejaros marchar. No quiero que eso suceda. Pero es inevitable. Llegará el momento en que las imágenes sean demasiado difusas. El tiempo pasa para todos los que quedamos. Y la anacronía de vuestros rostros permanentemente jóvenes mientras los nuestros se vayan tornando distintos, no va a ser fácil de asimilar. Hay cosas terribles que son demasiado hermosas. Ojalá todas estas palabras evoquen algo más que un montón de imágenes distorsionadas. Os quiero.

2 comentarios:

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Por eso Iñaki te lo digo: una sonrisa tuya vale doble o triple y aquí viniste a regalarnos la mar de sonrisas...

¡Fuerza Siempre!

Anónimo dijo...

Por segunda vez me cuelo en tu blog con intención de comentar. Con la de leer lo hago no a diario, pero sí siempre que puedo.
Mostrar apoyo, sentimiento o respeto sin conocerte y desde la lejanía es difícil.
Sirvan estas palabras para animarte a seguir en tu día a día y a escribir como lo haces.
Un abrazo