lunes, 12 de noviembre de 2007

Si no cierras círculos tienes espirales

Hay días en los que lo mejor de tomar una cerveza con los amigos, es la cerveza. Y no hace falta que sea Carlsberg. La honestidad de los creativos de publicidad se reduce a introducir en sus mensajes la palabra posiblemente. Y siempre hay tontos útiles dispuestos a creer en un mundo lleno de ofertas. Entre duros a cuatro pesetas y lleve tres y pague dos, no entiendo como se ha llegado a establecer que un 4x4 es un todo terreno. Supongo yo que este tipo de vehículos no deben conocer el barbecho. Por mucho que lleguen a cualquier lado...

Pero como decía, hay días obtusos y abstraídos en los que lo más inteligente es disfrutar de las pequeñas cosas sin empacho. La saturación no sólo viene descrita en los libros de química, también se da por falta de empatía, lo que son las cosas. No soy hosco ni huraño, pero no dudo que pueda parecerlo. A veces hasta yo lo pienso cuando me giro tras verme en el espejo. Menos mal que las imágenes especulares no son clones en potencia que diría Aristóteles. Acto seguido, apago la luz y desaparece mi gémelo.

Generalmente, esos días que no te llevan a nada y que no echarás de menos, suelen dejar cierto regusto amargo, aunque es muy probable que terminemos achacándoselo al lúpulo. Es más, el mejor remedio para una mala resaca suele ser compartir unas cervezas con los mismos amigos. Y es que por llevar siempre la contraria, cuento entre mis logros acabar bien lo que empezó en desastre. Eso, o soy un pobre infeliz optimista. ¡Qué cosas tengo...!

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