miércoles, 24 de octubre de 2007

Liberando el móvil

Hoy he tropezado con mi agenda de teléfonos. Un montón de recuerdos que apenas si ocupaban unos bytes en la tarjeta simm. Tal vez la memoria no tiene fecha de caducidad y liberar espacio del móvil no arregla los desaguisados de una vida azarosa. Pero se me hacía incómodo que el orden alfabético fuera el que dictara cuando debía recordar si tan sólo buscaba el número de alguien a quien quería llamar.

Supongo yo que hay cosas que no se pueden evitar, como por ejemplo enamorarse. El tiempo pasa, pero las huellas de los momentos vividos están incluso donde menos te lo esperas. Tal vez debiera ser educado y debiera avisar a las personas de las que he decidido prescindir como opción a llamarlas nuevamente. Tal vez debiera ser ese tipo honesto que se supone soy y reconocer que quizás me sigue doliendo también lo que no es pasado reciente. Pero hay batallas que ya no me apetece emprender, aun a sabiendas que seguiré acumulando derrotas. Hay versos que ya no me apetece escribir por muy bien que suenen.

Dicen de aquellos que no saben lo que quieren que se pasan la vida buscando en vano. Creo que es una interpretación no del todo acertada. Hay cosas que a pesar que no existan es necesario empeñarse en esbozar la geografía de su desencuentro. Y de otras hay que escapar pues hacen de uno un deseo cumplido e insuficiente. Las relaciones humanas no son biyectivas ni saben de equidistancias. Tal vez por eso me parezca paradójico hablar de ciencias sociales; aunque este es otro tema.

Si me comparo con aquellos a quien conozco, mi punto de vista sobre la practicidad es cuanto menos extravagante. Así que no me sorprendería que mi número de teléfono hace mucho tiempo haya dejado de figurar en muchas agendas de teléfono. Tal vez sea más sencillo de lo que creo dejar de echar de menos a la gente. Es una obviedad decir aquello de "nadie es imprescindible". Pero ignoro cuales son los mecanismos que hacen que uno decida dejar de contar con alguien. ¿Se es libre para asumir la tortura como masoquismo? Si la memoria selectiva es propia de la condición de ser humano, tendré que plantearme nuevos modos de indexar mi agenda que me eviten retrospectivas innecesarias.

2 comentarios:

Alvaro G. Loayza dijo...

Iñaki, "hay cosas que a pesar que no existan es necesario empeñarse en esbozar la geografía de su desencuentro", que cierto todo esto. Y en referencia a tus afanes novelescos, te exhorto con vehemencia ya que la astracanada se te de de puta madre, un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

querido Iñaki:

aunque hagas uso de esa "memoria selectiva" y borres o nos borres de tu móvil, siempre habrá algún momento en tu/nuestra vida en el que nos acordemos los unos de los otros y ¿quién sabe? a lo mejor echas de menos no conservar esos tlf. un beso fuerte y mucha suerte. rosa.