lunes, 6 de agosto de 2007

El cambio climático

Nada hay más de actualidad. De hecho, cuando uno va de compras y paga en efectivo, la vuelta es un poco más de cambio climático. Uno, no tiene más remedio que quedarse cual pasmarote rascándose allá donde todavía le queda pelo. Será este también un efecto colateral del consumo. Y te metes un poco de borrasca en el bolsillo. Y piensas que harás bien en mutar a bolsa marsupial el día que al recibir las vueltas, contemples con horror los efectos del Niño...

No es que quiera minimizar los efectos de la acción humana sobre su entorno. Pero hastía comprobar una y otra vez que sólo se aprende bajo amenaza. Uno ya empieza a sospechar que el sentido común debe estar a la derecha de dios. Y para alguien que está viviendo los efectos ateizantes del tiempo, no es precisamente algo que le haga dar saltos de alegría. De todos modos, la climatología nunca fue una ciencia muy exacta que digamos. Una ciencia que se basa en predicciones es cuanto menos paradójica. Aunque claro, para algunos, el sólo hecho que exista algo como el principio de incertidumbre es algo que no habla muy bien de cualquiera de las ciencias. Pero lo que realmente es curioso, por calificarlo de algún modo, es ver como lo que realmente preocupa a la gente es que la lluvia le gane espacio al sol. Lo peor que le puede ocurrir a un turista es que le llueva, aunque viaje a Indochina en pleno monzón. Mi simpatía hacia el turista es más bien escasa, así que detesto a la practica totalidad del ser occidental durante al menos 30 días al año.

En fin, que es estúpido hablar de cambio climático si sólo se mencionan sus efectos cuando llueve. Y eso es lo que está en la calle. No hay nada más aburrido que un día de sol y a la gente no le emocionan las sorpresas, por eso ponen mala cara en cuanto asoma la primera nube gris. Las próximas generaciones de nórdicos o nacerán en Mallorca o mutarán uno de sus brazos a paraguas. Será divertido pasear entonces por Londres: las rubias y pelirrojas de ojos azules llevarán todas gafas de visión nocturna. Y yo que lo vea...

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