martes, 28 de agosto de 2007

La vida es una góndola

No sé si aquello de "polvo eres y en polvo te convertirás" fue una especie de formulación divina de la entropía: "La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma". Ya se sabe que a los científicos se les acusa de jugar a querer ser dioses, pero les falta un poco de poesía. A mí, de todas las figuras divinas, la que más me gusta es la de Caronte; es lo más parecido a un gondolero. Tal vez estos canten para evitar la competencia de Orfeo. Supongo yo que todos aquellos que no militemos en la fe verdadera necesitaremos de los servicios del barquero que guía a las almas perdidas. Aunque dudo que las religiones que hoy se profesan cuenten con los servicios de un personaje así ni siquiera para sus acólitos extraviados. No sé si los griegos sabían de filosofía pero el mundo de los muertos lo tenían bien organizado. Hoy, lo único seguro al morir es que tu despedida la organizará una funeraria. Entiéndaseme bien, no quiero menspreciar las creencias de nadie, pero no se sostiene dudar de la molécula y poner todas tus esperanzas en 21 gramos. Puestos a creer en azares, reivindico mi fe en el anagrama. ¿Puede ser mera casualidad que tengan las mismas letras: mala, alma y lama?


2 comentarios:

Alvaro G. Loayza dijo...

Cuando acaezca mi deceso sea que me cremen, me entierren o me pudra in situ, tendré de bien seguro tener mis dos monedas en los ojos para la cuota del barquero.

De filosofía creo que algo entendían (aunque no demasiado, un poco más que los judios, quizás), pero absolutamente de acuerdo que el Hades era una sociedad organizada, una necrópolis de gran prosperidad y bienestar.

Aguante Caronte, carajo!!!

Iñaki Arbeloa dijo...

Si algo tendremos en común los que veamos al barquero, será una total ausencia de bolsillos. Seguro entonces que habrá más griegos que judíos. ¿Se reencarnará Lev Yashin en Cancerbero?