domingo, 9 de septiembre de 2007

GH: Yo te castigo a ser famoso

The Big Brother fue el recurso literario que empleó George Orwell para denunciar el uso de la propaganda en las sociedades comunistas y fascistas. Eso se dice. El control absoluto de sus ciudadanos por parte de sus gobiernos era una característica claramente identificable y que socialdemócratas y liberales se empeñaban en denunciar para dejar patentes las diferencias entre sistemas. Hoy, que la discusión ha desaparecido porque todos coinciden en las bondades económicas del capitalismo, tenemos programas en todas las televisiones del mundo con el nombre que creó el autor de "1984".

El programa en cuestión consiste en la grabación de todos los movimientos de los habitantes de una casa, y su emisión por una canal de televisión. Una especie de zoológico humano que viene a inaugurar la era de los realitys shows. La vida del hombre entendida como espectáculo. Hay quien incluso afirma que puede llegar a ser un banco de pruebas de modelos que sirvan para sustentar las últimas teorías de antropólogos, etólogos, psicólogos y otros logos que se mueven en el alambre del conocimiento.

Se olvida con facilidad las implicaciones éticas y morales de toda acción humana. El modo de hacer televisión tiene mucho que ver en la manera de ejercer los derechos, deberes y libertades de los que la ven. Y en el caso de los realitys, más en concreto todos aquellos con la estructura de "Gran Hermano", se pone en juego un derecho que se tiene por fundamental en las sociedades modernas: El derecho a la intimidad. Algo que caracteriza a los derechos es que son irrenunciables. De ese modo se protege al hombre de sí mismo. Tiene sentido pues si se entiende que algo es constitutivo y propio de alguien, no es posible que ese alguien renuncie a ello pues obviamente dejaría de ser quien es. Y de ese modo se pondría en cuestión ese principio que dice que todos somos iguales en lo que atañe, entre otras cosas, a derechos.

De este modo, resulta que no ha hecho falta un poder absoluto y opresor para que el hombre renuncie a ser ese ideal que todas las constituciones democráticas describen en su articulado en consonancia con la declaración universal de los derechos humanos. Ha sido suficiente con la promesa del minuto de fama que reclamaba Andy Warhol. Es posible que con un derecho menos seamos todos más iguales, sólo que también un poco menos hombres. Está visto que hasta las sociedades capitalistas y liberales necesitan de esclavos. Aunque muchos se crean actores...

1 comentario:

Meri dijo...

El mayor logro que ha tenido este sistema es que la gente esté pendiente del Gran Hermano, Salsa Rosa etc mientras alrededor hay guerras por interees económicos, los bancos hacen y deshacen a su gusto con implicaciones que tienen repercusión en el mundo entero y la gente..no dice ni mú..

A través de los medios de (des)información y la sutil manipulación de las masas ha ido creando opinión en la gente y hoy por hoy ya son la gran mayoría los que prefieren ver Gran Hermano y creer que están aprendiendo del comportamiento humano (y eso que los que meten ahi no representan un ciudadano medio, hay que saber quienes son y porqué les dejan entrar a ellos precisamente entre tantos aspirantes) cuando en realidad es puro cotilleo y morbo.

No voy a negar que si me siento en frente de la TV a ver Gran Hermano me enganchas (en la primera edición al menos) simplemente por eso, por morbo, vouyerismo o como lo quieras llamar. Eso si, los de la TV son tontos del culo, porque una cosa es que las personas seamos un poco desprendidas, ingenuas, con poco interés intelectual y otra es que seamos gilipollas y el Gran Hermano ya te lo meten hasta por las orejas. Y hay dentro de la casa semejante puterio que no es normal. Que pasa que me quieren hacer creer que los jóvenes de hoy dia solo estamos intentando ligar, del sexo y somos tan malos?? Yo de la TV no me creo nada..y cada dia menos..jaja

Saludos Iñaqui!